jueves, 14 de enero de 2016

Las perdidas.
















¿Es el mundo el que agacha la cabeza o soy yo?  ¿Es esta fiebre que maltrata mi espíritu o soy yo quien se maltrata intentando arruinar la paciencia de los momentos, cotejando las nostalgias una a una y rompiendo ese festival de sonrisas que compongo día a día cuando las cosas están bien?


El presente me asola. Pronuncio vivir y todo se confunde, todo se agota. ¿El mundo me deja o soy yo quien lo abandona poco a poco, día a día? No se, pero las calles se mojan y mis zapatillas escupen las gotas de lluvia, las apartan, las reconstruyen en esa autopista de insultos y reproches que produzco como en una fábrica de memorias controvertidas y falaces. Como en una cinta de producción obscena y vulgar donde la tristeza se fabrica sin piedad.


Paseo descalzo, eso es lo que sueñan mis pisadas llenas de un barro ambiguo y deshilvanado. Con eso compongo los lugares vencidos de las huidizas notas de esta canción. Nada se acopla, nada tiene significado en este mundo de sospechosas sombras que afloran sin descuido en los pasillos vacíos de mi vida.


Se van. ¿Es la gente la que se va o soy yo quien les abandona?

No se si vale la pena el pensaros. Como si los secuestrados corazones fueran a cambiar el rumbo de la media muerte, el compás de la media vida. En realidad no se si vuestras ausencias son una invasión natural y disentida de la farándula en la que convertimos la existencia. No se si vuestra inexistente despedida es en definitiva la gota que colma el vaso de la vida o es un devenir, una puta y retorcida rutina que nos acerca a la muerte traicionera, delicada y espesa. Constante y paradójicamente vital.


Se fue Javier sin mas preámbulos. Le devoró la vida y eso que para mi apenas era una cara amable en la diáspora de nombres y caras que anidan en los pasillos de mi oficina. Un lugar mas. Pero me dolió encajar la perdida. El se fue mientras lloraba de angustia el aniversario de Dani. En esos días en los que la vida siempre te da de todo: alegría, tristeza, sonrisas y algunas lágrimas. En esos días en los que la vida se interpone en tu camino y disuelve las horas y confirma que los días  han de ser vividos a lomos de los más soeces y sucios momentos si es preciso, pero vividos.

Luego vino la travesía más discreta. Los dulces recuerdos que construyes para que la vida sea un lugar más soportable. Y así los Reyes magos y los juguetes, los espacios secretos que se invaden de rutinas incontenibles desde donde poder apostarse y mirar y encontrar los motivos que nos empujen a buscar de forma denodada la felicidad. Por ellos al menos, por los que se van, por los que no pudieron estar abriendo los regalos, por los que nos dejaron una lista de tareas pendientes difíciles de completar.

Luego vino esa calma chicha que no te deja tranquilo, en la que sospechas que faltan bocados. Y la vida nos da la noticia de que se nos escapa Bowie. Su leyenda se agranda ¿ mas? Parecía imposible. Crecí con el duque blanco. A la orilla de sus canciones me introduje en el amor y comencé a caminar por el lado salvaje de la vida. Y ahora nos deja huérfanos. Se va. Ordena sus cosas. Publica su disco y se va.

Hay lágrimas en mis letras mientras intento construir palabras de esperanza que no resbalen demasiado entre estas aguas salinas con recorrido incierto. Hay propósitos y consejos de los que me deshago mientras camino en dirección a mi guarida, a mi escondite. No quiero ver a nadie, tengo miedo de sus promesas, de sus palabras, de sus noticias. Prefiero desconocer, abandonar la riqueza de pensamientos por vacío.


Por eso me pregunto si soy yo quien estoy dejando de estar. Por eso camino desconcertado en esta mañana de enero sin mas cobijo que mis palabras, algo cansadas. Y mientras escribo, como si de una premonición se tratara, Marcos se ha ido. Y atrás queda el colegio y las acampadas. Las cañas y los confusos motivos desde donde asomarnos a la vida. Atrás quedan las fotos de nuestra infancia y los recortes de periódico de su presente. El Facebook y las ultimas imágenes con sus premios. Atrás queda la última vez que nos vimos en tu casa rodeados de ese mundo nuevo al que pertenecías y que quisiste compartir con nosotros.

Y en este 14 de enero de 2016 todo queda atrás. Soy incapaz de levantar la cabeza para ver que hay delante.

Ricardo me ha escrito un wassup desde Brighton:  esta buscando casa. Lucha por un trabajo. Guillermo acaba de sacar un 7 y medio en matemáticas y Alejandro… estará soñando con un presente cargado de futuro.

Suena Bowie. Como duelen las perdidas.