Avisaron que habría luna llena. Que los cielos se abrirían
demandando espacio para la mas grande. La luz oscura, tenue, cálida. La luz de
las luces. La que no molesta y siempre te acomoda en ese espacio inquieto que
es el corazón. La luz de la noche, la intima estancia donde se corteja cada paso, las sombras envejecidas y fugaces de los pasos mas singulares.
La cena olía desde la escalera. Se oía el motor del horno y los fuegos resoplaban humos de colores, palabras llenas de sabores que acariciaban momentos únicos, algo empalagosos quizas pero a pesar de renegar de ellos muchas veces, momentos sin los que la vida se nos haría un poco mas amarga.
También la ausencia, los que no están, los que no volverán jamás. Los espacios, los huecos en la mesa. Las risas recordadas bajo la platea de este teatro sujeto a la vida que es la Navidad.
También la ausencia, los que no están, los que no volverán jamás. Los espacios, los huecos en la mesa. Las risas recordadas bajo la platea de este teatro sujeto a la vida que es la Navidad.
Los abuelos nerviosos en sus sillas. Algo alegres y algo
tristes. La margarita de sus días asaltando esta noche a la rutina y despojándola
de sus tranquilas pautas de comportamiento. Rompiendo los espacios con la alegría
de los nietos y las mochilas cargadas de recuerdos. Noche de pandereta y bufandas
en un invierno cálido, un invierno donde la esperanza se ha permitido
instalarse en cada casa.
Días donde la historia ha decidido darnos una tregua. Y la esperanza que se ha
echado a la calle. Días convulsos para mirar desde un atril y observar
a las gentes que inquietos vibran con la incertidumbre de la calle. Se suceden
momentos que la prensa tilda como importantes pero el murmullo de la gente los
califica de históricos.
Varios partidos por primera vez desde hace muchos, muchos
años se disputan la presidencia de un país en crisis de identidades. En estos últimos las protestas de la calle se han intensificado. El pueblo ha pedido
democracia y libertad. Las leyes cada vez atenazan mas las libertades. El miedo
ya no puede confiscarnos la esperanza. Salimos del letargo.
En casa no hablamos de política. Los abuelos se sienten incómodos. Y la conversación se vuelve silencio cada vez que asoma el eco de un
progreso delicado pero firme que no tiene vuelta atrás. Eso si, el fútbol nos une, nos mantiene
firmes y nos hace reír. Hacemos risas y recordamos esa liga reciente que gano
nuestro Atleti, últimamente en los puestos mas altos del fútbol europeo.
Las noticias son impulsivas: una nueva constitución
española, desahucios en Sagunto, elecciones a la vuelta de la esquina de nuevo y robos , estafas..en fin la vida misma. “ Las
navidades mas austeras de los últimos años” dice El País y el discurso del Rey
en unos minutos en televisión.
El belén, los mazapanes y los jóvenes y no tan jóvenes que tuvieron que marcharse fuera que vuelven a
casa por Navidad.
Y está extraña sensación de que voy a encontrarte, aunque
todavía no.
Mi madre agita el trapo de la cocina: a la mesa que ya están
aquí tus tíos.
Me levanto de la cama. Esa cinta que me acaban de grabar... . Joder como suena esa música... .
Mi padre grita y ríe en el salón. La vida me susurra al oído. La música se hace eco en la memoria reciente de la habitación.
Quizás mañana, el año que viene…quizás dentro de muchos años yo reiré en el salón y mis hijos vendrán a la mesa cuando lleguen sus tíos.
Mi padre grita y ríe en el salón. La vida me susurra al oído. La música se hace eco en la memoria reciente de la habitación.
Quizás mañana, el año que viene…quizás dentro de muchos años yo reiré en el salón y mis hijos vendrán a la mesa cuando lleguen sus tíos.
Estoy seguro de que el futuro será maravilloso. Y que al
cerrar los ojos en este 24 de Diciembre de 1977 la luna llena inundara mis sueños
de luz y uno tras otro se irán cumpliendo a lo largo de mi vida.
Feliz Navidad.