Quise que la vida fuese distinta., dividida entre lo que siento, lo que
pienso, lo que vivo. La sonrisa distendida que me regalabas cuando sin querer te hacía
reír. La vida sin mas.
Quise que la vida fuera un lugar diferente donde acurrucar las deudas que
contrajimos en el día a día y adormilar los daños y las heridas para que
dolieran menos. En esa vida
nuestra, sin mas.
Quise ser uno más sin dejar de ser yo: distinto, puro, instintivo y voraz.
Me aniquilaba en pequeñas dosis de intensidad, sin mas.
Me acomodaba entre tus piernas en un recital de amor insobornable desde
donde acariciar las dudas de un amor con curvas y finales de estación. Trenes
diferentes que albergaban las fotografías guardadas en nuestros bolsillos
reventados, en nuestras retinas
cansadas, en esos soliloquios llenos de preámbulos hasta que un amanecer
indeciso nos vencía por fuera, nos soñaba por dentro.
Quise como tantos días que la vida te acariciara desde mi escritorio,
escribiendo bonitos sucesos donde tu fueras la protagonista de esas líneas, de
los torcidos renglones que se amontonan uno tras otro cuando te pienso. Una
vida llena de roces del destino acariciándonos de lejos, entreteniendo nuestros
días. Sin mas, la vida.
Quise que entretuvieras este sol difuso y expectante que tanto calor me da
y tanto brillo me roba cuando ya no estas. Quise, claro está, que corrieras a
mis brazos con la esperanza de que todo fuera real y no un mal sueño
destemplado de invierno.
Quise que esa lluvia destilada, que esas gotas que acarician tu pelo y
limpian tus pensamientos fueran un sonido musical, un rumor exquisito que te
diera paz, que meciera las promesas hasta quedarte dormida.
Quise que la involuntaria soledad que vivía conmigo abandonara ese brillo
implacable y descansara para siempre en una cama dispuesta para ti, para mí.
Sin embargo no supe mentirle al pasado, no supe borrar de su imaginación los
días que no pasaste conmigo, los momentos en los que no supe reaccionar, las
horas en las que no te quise ver, las razones por las que no te quise más. No
supe entretener al dolor causante de tantas noches en vela. Ni
sobreponerme a tiempo a las tormentas sobrevenidas de lugares desconocidos, de
rincones abandonados por la solvencia de los días perdidos. En fin, la vida sin
mas.
Quise que la vida fuera una chimenea en invierno y una playa de dunas en
verano. Un lugar donde los sentimientos fueran bombones de sabores exóticos
donde reposar sus olores y acariciar el gusto con el aroma de tu mirada.
Quise que la nostalgia nos pillara cogidos de la mano, y besar las lágrimas
con la orilla de tus labios. Que la vida fuera una consecuencia, un recorrido, una
esencia de pronombres donde siempre estuviéramos tu y yo.
Quise que los años se detuvieran, que la vida pasara sin pasar. Que la
artrosis de mis manos me dejara seguir escribiéndote cada día. Que mis ojos
cerrados fueran capaces de recitarte cada noche en ese silencio donde solo
estas tú.
Quise que los años me devolvieran la vida. Esta que siento que se me escapa
desde que hace tantos años ya te fuiste. Esta que al final de los días, no deja
de ser, la vida sin mas.
La vida... Lastima.
ResponderEliminarEs bonita es simple y confusa.A veces te hace diferir. A veces nos muestra distintos. Es amable, es voraz, consecuente y a menudo desleal. Pero también es enérgica, distante pero amable, fiel pero inconclusa. En fin, la vida sin mas.
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