lunes, 29 de febrero de 2016

No está todo dicho.






No está todo dicho, pero que mas da... No he tenido ni la paciencia ni la determinación de poder decirte lo que llevo paseando varios meses. Salgo a la calle y deshago entre mis pasos los pensamientos una y otra vez. Y tú siempre te atreves a pedir más. Sin brillo, sin pasión, sin la ternura de entonces. Te atreves a pedir más en el nombre de un dios que ya no existe. En el nombre de aquellas palabras que las lágrimas borraron. Por la sencilla razón de que tu no dejaste de ser tu.

No está todo dicho pero me buscas las vueltas y me atormentas con tu mirada simple y directa, la que tanto me gusta. Y aunque tu no aguantas la mía, aunque tu no escribes mi nombre con el morse que pronuncian tus parpadeos, aun así, me miras y me pides que siga.

Y sabes que no está todo dicho pero tu ya no quieres hablar. ¿Recitar viejos poemas?  ¿Para qué...?- te preguntas mientras con delicada ansiedad buscas en tu bolso otro paquete de tabaco-. ¿Quizás para tu café de por la tardes o ese cigarro en la puerta del coche?. - Quizas…susurras sin mirarte por dentro-. 

¿Quizás  para repartir los olores y repetir los insultos con los que te amas a escondidas?. ¿O simplemente por la satisfacción de haber conseguido continuar sin más?  ¿Acaso importa ya?
  
A mi no, pero todo no está hablado. No pude terminar de decirlo. Las horas escasas. Los principales sonidos que retornaban en la noche con esa distancia desmedida y orgullosa con la que me decías que podías vivir en un siete sin más preocupaciones. Que ya vendría el ocho, el nueve…así, sin luchar o aparentando que no lucharías más por transgredir esas sábanas limpias con sabor prohibido. 

Mientras tanto ya sabrás que sigo sin creerte nada, nada. Pero ni tu falda se quiso enredar entre mis frases, ni mis labios fueron suficiente cobijo para los tuyos. Y aun así que bonito es, que bonito lugar al que acudir a recordarte… . Ese instante de arena y agua que pervive en mi imaginación. Como el sonido del mar en aquella caracola. Como esas cosas que solo existen dentro de uno mismo.

Nos quedaron muchas cosas que decir porque parece que los espacios nos buscan sin querer encontrarnos todavía.. Parece que las sombras nos abrazan sin querer envolvernos. Parece que ahora de nada sirven los años  y los pesos con los que sujetamos nuestro amor. Los acordes de aquella guitarra vieja que se desnudaba entre canciones que tanto te gustaba tatarear. ¡Y eso que no las cantamos todas!. No quisiste subir el volumen de nuestros deseos. Tu emisora había cambiado. Y no pudimos terminar de cantar nuestras canciones.

No está todo dicho – me repetía como un mantra-  porque el silencio te protege y te ayuda a que no sangren demasiado esas heridas tan tuyas donde se mojaron los pecados de toda una vida juntos. 

Los hijos que no están y las manos que no frotan esa parte de nosotros que tanto disfrutaba con ello.

Es normal que no quieras venir. La vida se enreda, las bocas se aprietan, los besos se forman y de ellos no se puede escapar. Es normal que te escudes en las palabras que no te escribo. En los versos que no te pronuncian y las teclas que no te caligrafían. Es normal que no quieras venir porque sabes que no está todo dicho y corremos el peligro de aguantar hasta que todo estalle y ya no podamos más….

Quizas no  dejemos de hablar por no poder  parar de decirnos tantas cosas.

Quizas no dejemos de hablar y  quien sabe si aun así, no estará todo dicho.

2 comentarios:

  1. Seguro q este texto se publico sin corregir.. Me recuerda cuando la poesia salia del estomago, cuando el poeta cogia lapiz y papel y vomitaba sus sentimientos con la mirada atenta, perdida, ansiosa de la que era su musa..seguro que no esta todo dicho porque no queremos decir todo, igual porque no podemos decir todo..

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    1. Sin corregir. Poesía directa del estomago. Prosa traída desde las entrañas. Como siempre. Ya habrá tiempo de corregir cuando este casi todo dicho. Gracias por leer.

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